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fichas:lectura:gradin

Internet, Hackers y SL

Gradin, Carlos comp.. Internet, Hackers y Software Libre. Argentina, Editora Fantasma, 2004, pp. 242. ISBN 987-21808-0-6

Archivo digital: editora_fantasma.pdf

Portada:

internet-hackers-sl.jpg

Ver artículo de Bill Joy: “Por qué el futuro no nos necesita”, sobre: robótica, ingeniería genética y nanotecnología.

Párrafos que había marcado como importantes (ya los transcribía abajo; estos son “no tan importantes”):

  • 28 pie (jargon)
  • 76 (cosas económicas)
  • 82-84 (¿pq las escuelas debería usar SL?)
  • 100/2y5 (anécdota donde levantan la mano)

Comentarios

Lista de artículos del libro:

  • Breve Historia de Internet por Bruce Sterling
  • Breve historia de la cultura hacker por Eric S. Raymond
  • Cooperación sin mando: una introducción al software libre por Miquel Vidal
  • Por qué el software no debe tener propietarios por Richard Stallman
  • Libertad ¿o copyright? por Richard Stallman
  • ¿Por qué las escuelas deberían usar sólo software libre? por Richard Stallman
  • La ciencia debe sacarse el copyright de encima por Richard Stallman
  • ¿Puede confiar en su computadora? por Richard Stallman
  • Un Manifesto Cripto-hacker por Eric Hughes
  • Privacidad, Tecnología y sociedad abierta por John Gilmore
  • Contra (la) información: comunicación e inteligencia colectiva por Miquel Vidal
  • Nuevos medios para hacer medios: el caso Indymedia por Marilina Winik
  • Viejos Hackers, Nuevos Hackers: ¿son distintos? por Steve Mizrach
  • Cultura(s) Hacker por Jonas Löwgren
  • Las aves marinas de Neruda por jaromil
  • :(){ :|:& };: por jaromil
  • Medio Mundo por Christian Ferrer
  • Cyberpunk en los noventa por Bruce Sterling
  • ¿Está bien ser un luddita? por Thomas Pynchon
  • Por qué el futuro no nos necesita por Bill Joy

Breve historia de Internet

“Esta Internet sin cabeza, anárquica y con millones de tentáculos se está extendiendo como el pan de molde. Cada ordenador con la potencia suficiente es una espora potencial de Internet y hoy los ordenadores se venden a menos de 2.000 dólares y están disponibles en todo el mundo. La red ARPA, diseñada para asegurar el control de una sociedad desolada después de un holocausto nuclear, ha sido sobrepasada por su hija mutante, Internet, que está a fuera de control a conciencia y se expande exponencialmente por la aldea global de la post guerra fría. La expansión de Internet en los ‘90 se parece a la que sufrió la informática personal en los ‘70, aunque es más rápida y más importante. Más importante, quizás, porque da a los ordenadores personales una imagen de algo barato, de fácil acceso y con posibilidades de almacenaje a una escala realmente planetaria” (Bruce Sterling 1993 en Gradin, 2004: 24).

Cooperación sin mando: una introducción al software libre

“Utilizando un brillante juego de palabras, tan del gusto de los hackers, Stallman inventa el concepto de copyleft, con el propósito político de garantizar la libre circulación de los saberes contenidos en el software y la posibilidad de que todos contribuyan a su mejora. El copyleft se sirve de las leyes internacionales del copyright para darles la vuelta (all rights reversed: “todos los derechos del revés”) pues protege el uso en lugar de la propiedad. El autor se reserva los derechos para que su obra pueda ser utilizada por cualquiera con la única condición de que nadie recorte o elimine esos derechos de libre uso: en el momento en que alguien suprima o añada nuevas condiciones que limiten en algo su disponibilidad (por ejemplo, distribuyendo código binario modificado sin posibilidad de acceder a las fuentes modificadas) estaría vulnerando la licencia y perdería el derecho a servirse de ese software. Obligando a transferir esos derechos a cualquiera que copie ese software, lo modifique o no, se beneficia quien está de acuerdo con mantener su futuro trabajo con copyleft, mientras que quien quiera desarrollar software propietario no podrá utilizar código libre y deberá empezar desde cero.

La GPL o Licencia Pública General es la plasmación jurídica del concepto copyleft. Con el tiempo, la GPL se ha convertido en el cimiento del software libre, su baluarte legal, y para muchos constituye un extraordinario ejercicio de ingeniería jurídica: con la GPL se asegura que trabajos fruto de la cooperación y de la inteligencia colectiva no dejen nunca de ser bienes públicos libremente disponibles y que cualquier desarrollo derivado de ellos se convierta como por ensalmo en público y libre. La GPL se comporta de un modo “vírico” y, como un rey midas del software, convierte en libre todo lo que toca, es decir, todo lo que se deriva de ella.” (Miquel Vidal 2000 en Gradin, 2004: 51).

“Se presupone, en contra de toda evidencia histórica anterior, que lo que es bueno para las empresas es también bueno para las personas. Y el axioma no es ese, sino uno más tautológico pero también más exacto: lo que es bueno para las empresas es bueno para las empresas. Y nada más. Bien es cierto que, a veces, aquello que genera beneficio empresarial es reutilizado para procurar beneficios sociales, pero esto es colateral (como un epifenómeno) y es atrozmente ingenuo confiar a priori en que va a ser así. La confusión entre lo que es bueno para las empresas (la acumulación de capital y la extracción de beneficio económico por encima de cualquier otra consideración) y lo que es bueno para la gente (la producción de bienes públicos y de riqueza social para la vida en comunidad) puede ser desastrosa. Todo el interés del capitalismo en el software libre es convertirlo en una máquina más de hacer dinero, pero como con todo lo demás si lo consigue probablemente será a costa de vaciarlo de todo contenido liberador” (Miquel Vidal 2000 en Gradin, 2004: 64).

Prop intelectual

También hemos citado el peligro de que las empresas marquen las prioridades de desarrollo y que se privatice el conocimiento. Esto último –la privatización del conocimiento– entronca con dos de los problemas más graves con los que se debe medir el software libre: 1) la poca o nula disponibilidad de los fabricantes a facilitar información técnica relevante sobre sus dispositivos, ni a fabricar drivers para GNU/Linux que permitan utilizar los nuevos dispositivos que van apareciendo en el mercado; y 2) las patentes del software, como forma de privatización de las ideas, verdadera amenaza para el software libre, ya que obligan a esperar durante años a que expiren patentes de invención que son cruciales para poder utilizar determinados programas (Miquel Vidal 2000 en Gradin, 2004: 66).

Las leyes de propiedad intelectual han corrompido completamente las instituciones económicas, ya que muchas corporaciones dependen de un modo crucial del monopolio de la información, también en el origen de grandes fortunas, más que de la prestación de servicios reales. No deben realizarse compromisos con estas leyes, y debe lucharse contra su justificación, habitualmente errónea. Este es el principio fundamental de la filosofía del software libre. […] Es difícil luchar contra prejuicios que sirven para justificar enormes intereses financieros, por supuesto. Hace falta ser muy estricto precisamente porque la tarea es muy dura.” (François René Rideau, “Sobre los artículos de Eric S. Raymond”) (nota al pie de Miquel Vidal 2000 en Gradin, 2004: 67).

Por qué el software no debe tener propietarios

“Pero la gente por lo general sólo suele sentir alguna simpatía hacia los derechos naturales por dos razones.

Una razón es una analogía forzada entre el software y los objetos materiales. Cuando yo cocino spaghettis, me quejo si otra persona se los come, porque entonces yo ya no me los puedo comer. Su acción me duele exactamente tanto como lo que le beneficia a él; sólo uno de nosotros se puede comer los spaghettis, así que la pregunta es: ¿quién? La más mínima distinción entre alguno de nosotros es suficiente para inclinar la balanza ética.

Pero el hecho de que tú ejecutes o modifiques un programa que yo he escrito te afecta a ti directamente y a mí indirectamente. Si tú le das una copia a tu amigo te afecta a ti y a tu amigo mucho más que lo que me afecta a mí. Yo no debería tener el poder de decirte que no hagas estas cosas. Nadie debería.

La segunda razón es que a la gente se le ha dicho que los derechos naturales de autor son una tradición aceptada e indiscutida de nuestra sociedad.

Desde un punto de vista histórico, sucede justamente lo contrario. La idea de los derechos naturales de autor fue propuesta y decididamente rechazada cuando se concibió la Constitución de EE.UU. Esa es la razón por la que la Constitución sólo permite un sistema de copyright y no requiere uno; por esa razón dice que el copyright debe ser temporal. Establece asimismo que el propósito del copyright es promocionar el progreso –no recompensar a los autores. El copyright recompensa a los autores en cierta medida, y a los editores más, pero se concibe como un medio de modificar su comportamiento.

La tradición realmente establecida de nuestra sociedad es que el copyright vulnera los derechos naturales del público –y que esto sólo se puede justificar por el bien del público” (Richard Stallman 2001 en Gradin, 2004: 74).

Contra (la) información: comunicación e inteligencia colectiva

por Miquel Vidal

“Pero el caso es que el esquema de la contrainformación se sigue centrando en el mensaje, en la información misma, o bien en el emisor y su papel (contra)informativo. Por ejemplo cuando decimos que queremos “dar voz a l@s sin voz” y cosas por el estilo. Con esto, conseguimos –en el mejor de los casos– multiplicar y diversificar el número de mensajes en la red, pero no por esto se está necesariamente contrainformando. No quiero decir con esto que hacer notas de prensa o ejercer de altavoz de aquello silenciado desde otros ámbitos sea inútil o contraproducente. Es más, hay muchos casos en que información veraz es sinónimo de contrainformación. A lo que voy es que debemos tratar de ir más allá de ese esquema y para ello resulta imprescindible reequilibrar los elementos discursivos unidireccionales (frases, imágenes, informaciones, páginas web…) con lo que se puede denominar elementos existenciales de la comunicación, esto es, los elementos éticos y políticos multidirecciona- les. ¿Qué ética, qué política? Una ética fundada en la horizontalidad de las relaciones entre los individuos, en la cooperación y la puesta en común de saberes y experiencias y en la posibilidad de todo el mundo de poder emitir para todo el mundo; una política de la no dominación, de la no dependencia, de la autonomía de los individuos y de los grupos sociales. Para ello hay que renunciar definitivamente al esquema del humano alienado por el Estado o adormecido por los media y que debe ser contrainformado; la información ya está ahí, de todos los signos posibles, al alcance de tod@s: lo que propongo en cambio es apostar por comunicar la comunicación, por la inteligencia colectiva, y por su espacio natural, el ciberespacio” (Miquel Vidal 1999 en Gradin, 2004: 109).

“La extensión del ciberespacio ha hecho saltar muchos dogmas acerca de la organización de los grupos humanos, y ha dado pie a que se establezcan relaciones entre los individuos y los colectivos radicalmente nuevas, sin precedentes en la historia ni en la biología. El ciberespacio no es otra cosa que el soporte técnico indispensable para dar pie a la inteligencia colectiva. El movimiento social que se desarrolla en el ciberespacio –las comunidades virtuales–, cada vez más masivo y potente, prefigura y actualiza muchas de las cosas de las que teorizamos en los ámbitos antagonistas como un ideario de futuro. La activación de modos de cooperación flexibles, transversales y no mercantiles y la distribución coordinada de los centros de decisión están creando formas comunitarias, emancipadoras, socializadoras y horizontales. En efecto, el movimiento social que se mueve en el ciberespacio carece de programa político, pero la autonomía, la apertura a la diferencia, el espacio sin fronteras (la universalidad) y la libre circulación del saber –la oposición radical al copyright y a la propiedad intelectual– son sus valores constituyentes. Sin centros ni líneas directrices, sin contenido particular, acepta todos los contenidos ya que se limita a poner en contacto –comunicar– un punto cualquiera con otro, sea cual sea la carga semántica o política de cada uno de ellos. Y sería trágico caer en el error de creer que no hay que preocuparse demasiado de lo que sucede en el ciberespacio, porque es virtual y no tiene consecuencias en el mundo “real”: está transformando ya, y lo va a hacer mucho más en el futuro inmediato, las condiciones materiales y subjetivas de vida en sociedad” (Miquel Vidal 1999 en Gradin, 2004: 111).

Cultura(s) hacker

FIXME: Ver como se relaciona este artículo con Pekka Himannen

“Existen sutiles diferencias entre el software libre y el concepto, más difundido actualmente, de código abierto. El software libre en la versión de Richard Stallman es una visión profunda sobre la libertad, la comunidad, la cooperación y la emancipación en la sociedad ideal. El código abierto se concentra más en la eficiencia y la co-existencia con modelos contemporáneos de negocios. Sin embargo, ambos pueden coexistir: lo que hoy se conoce como Linux debería llamarse, si queremos ser estrictos, GNU/Linux, dado que gran parte del software incluido en la distribución de Linux proviene del proyecto GNU” (Jonas Löwgren s/f en Gradin, 2004: 137).

Activismo político

El activismo político es otra razón para el “hacking”/“cracking”. El sitio web de Telia en Suecia fue modificado en 1996 como resultado del creciente descontento con el monopolio y la política tarifaria de los servicios de Internet. El Frente de Liberación Animal de Suecia atacó el Smittskydds Institutet y el Karolinska Institutet repetidamente en 1998 y 1999 para detener los experimentos innecesarios con animales. Un grupo internacional conocido es PHAIT (Portuguese Hackers Against Indonesian Army [Hackers Portugueses Contra el Ejército de Indonesia]), que atacó varias veces a las autoridades de Indonesia en 1997, motivado por la situación en Timor del Este“ (Jonas Löwgren s/f en Gradin, 2004: 146).

Las aves marinas de Neruda

excelente:

“El software –ya sean programas ejecutables, música, arte visual, poesía, armamento, o lo que sea– consiste en flujos de bits, que de manera básicamente indistinta son sometidos a una confusa multiplicidad de categorías legales. Esta multiplicidad es inestable a largo plazo por razones inherentes a los procedimientos legales. La inestabilidad de las normas se origina en la necesidad de diferenciar distintos intereses y derechos de propiedad respecto de los flujos de bits. Esta necesidad la padecen fundamentalmente aquellos que esperan beneficiarse con las formas socialmente aceptadas de monopolio derivadas de tratar a las ideas como propiedad privada. Aquellos de nosotros que nos inquietamos por la inequidad social y la hegemonía cultural generadas por este régimen intelectualmente insatisfactorio y moralmente repudiable provocamos gritos de escándalo. Los que nos gritan a nosotros creen que estas leyes de propiedad son necesarias no por cierto deseo manifiesto de vivir en el Murdochworld1)) –aunque un poco de cooptación nunca está de más–, sino porque pretenden demostrar con la metáfora de los incentivos –que ellos toman no como simple metáfora sino como argumento– que estas leyes –a pesar de sus lamentables consecuencias– son imprescindibles para crear software de calidad. La única forma de seguir sosteniendo esto es ignorando los hechos. En el corazón de la revolución digital, en los flujos de bits de los programas ejecutables que hacen posible que todo lo demás funcione, los regímenes de propiedad no sólo no mejoran las cosas, pueden empeorarlas terriblemente” (Jaromil 2001 en Gradin, 2004: 154).

“Las nociones de propiedad, además de lo que tengan de malo, no alientan el progreso y de hecho lo han retardado. En la sociedad red el anarquismo (o, mejor dicho, el individualismo anti-posesivo) es una filosofía política viable. Uno de los problemas principales del anarquismo como sistema social radica en los costos de transacción. Pero la revolución digital cambia dos aspectos de la economía política que han permanecido invariables a lo largo de la historia humana. Todo el software posee un costo marginal cero en el mundo de la Red, mientras que los costos de coordinación social se han reducido al punto de permitir la rápida formación y disolución de agrupamientos sociales enteros, a gran escala y con gran diversidad, sin limitaciones geográficas” (Jaromil 2001 en Gradin, 2004: 155).

1)
Por Rupert Murdoch, dueño de la empresa de noticias y entretenimiento 20th Century Fox. (N. del T.
fichas/lectura/gradin.txt · Última modificación: 2023/08/18 15:53 por 127.0.0.1